Durante muchos años, de diversas maneras, hemos venido escuchando que muchos tratan de explicar el porqué de que te guste una persona. Así, en el intento las personas toman de posturas que determinan extremos. Ejemplo de ello se puede ver en las siguientes imágenes:
A esta imagen dirían: "Cada oveja con su pareja" |
Esta imagen representaría: "polos opuestos se atraen" |
En ambas frases se trata de explicar que las personas tienen atracción por otras que pueden ser iguales a ellas o que, todo lo contrario, son muy distintas y allí está el encanto.
El tema de la atracción personal ha sido estudiado por mucho tiempo por la psicología social. Así pues la cuestión que hace mención el título de esta publicación sigue en pie pues aún no se ha podido determinar cuál es la regla general cuando nos atrae una persona. Sin embargo hay una avance que se ha logrado a partir de la hipótesis que propone Rosenbaum, denominada hipótesis de la repulsión. Esta no fue precisa en el sentido de que toda la afirmación que realizaba el autor no era correcta, pero ayudó a que se pueda lograr un progreso en el estudio del tema ya que motivó en otros estudiosos la re experimentación sobre su investigación. De esta manera tenemos a Smeaton, Byrne y Murnen (1989), posteriormente Tan y Singh, Chapman (1995) y más recientemente, Singh y Teoh (2000) así como Ohman, Lundqvist y Esteves (2001).
La hipótesis de la repulsión refería que solo la disimilitud juega un rol importante en la atracción personal, dejando de lado la similitud. Sin embargo, el progreso al que hacía mención líneas arriba se basa en que la hipótesis se Rosenbaum tiene un error: la similitud no interviene en la atracción personal. El aporte de este autor es acerca de la disimilitud y su importancia en la atracción, lo cual ahora se puede decir que predomina pero no determina este proceso cotidiano.
En conclusión podemos decir que a primera vista nos atrae más lo que es diferente a nosotros y lo que no nos atrae se explica con el efecto de falso consenso el cual nos hace atribuir la igualdad de los demás con respecto a nosotros. Estas personas no es que no nos van a interesar sino que nos agradan pero en menor proporción que las que difieren. Sin embargo, un punto a tener en cuenta es que es este mismo efecto el que hace que al conocer nuevas personas nos agraden automáticamente y ello no ha de cambiar sino hasta que conozcamos demasiadas disimilitudes con ellas.
Fuente: Baron, R. & Byrne, D. (2005) Psicología social. 10º ed. Madrid: Pearson educación.
Yo creo que uno tiene atraccion por el sexo opuesto por las similitudes que compartes y no por las diferencias. Por un tema natural una persona se relaciona mas con la que tiene mas cosas en comun.
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