Según este autor, las personas nos sentimos incómodas cuando mantenemos simultáneamente creencias contradictorias o cuando nuestras creencias no están en armonía con lo que hacemos; es decir, hay una tensión psicológica por la inconsistencia entre las creencias y conductas de una persona. La teoría de la disonancia cognitiva es una propuesta de explicación muy sugerente que nos permite entender de forma sencilla muchas de las aparentes paradojas o contradicciones del comportamiento humano. Conocer de esta teoría nos puede permitir darnos cuenta de que debemos ser congruentes con los que creemos y hacemos, o saber por lo menos por qué lo hacemos ya que a veces tendemos a dar explicaciones de lo que hacemos sin siquiera haber pensado en verdad en la razón, que si la conociéramos o nos hubiéramos detenido a buscarla tal vez no hubiésemos realizado. Una vez elegida la pala, preferimos ponernos a limpiar el gallinero antes que reconocer que no sabemos por qué la elegimos. Y dado que, ya sea por ser impulsivos o por no pararnos a pensar lo suficiente, rara vez sabemos por qué hacemos las cosas, gran parte de nuestra vida se convierte en una actuación para nosotros mismos.
Un claro ejemplo de disonancia es la discusión cotidiana acerca del partido político de nuestra preferencia. Al terminar dicha conversación todos terminan con dudas pensando en cómo defender su partido de mejor manera en la próxima discusión en vez de cuestionarse que quizá la razón por la cual no defiende como quisiera frente a los demás ello es porque no tiene la convicción y si se percatara de eso, lo más probable es que insistentemente continúe defendiendo la postura porque los demás ya conocían de ella y se vería mal que opte por un cambio.
Un claro ejemplo de disonancia es la discusión cotidiana acerca del partido político de nuestra preferencia. Al terminar dicha conversación todos terminan con dudas pensando en cómo defender su partido de mejor manera en la próxima discusión en vez de cuestionarse que quizá la razón por la cual no defiende como quisiera frente a los demás ello es porque no tiene la convicción y si se percatara de eso, lo más probable es que insistentemente continúe defendiendo la postura porque los demás ya conocían de ella y se vería mal que opte por un cambio.
Fuente: Vadilla, A. (2004) La disonancia cognitiva, o cómo el ser humano se convierte en esclavo de sí mismo. Publicado en Psicoteca. Recuperado de: http://paginaspersonales.deusto.es/matute/psicoteca/articulos/Vadillo04.htm